miércoles, 21 de octubre de 2009

En definitiva, ¿cómo soy?


Hace dos días amanecí con 21 años y sin captar el rumbo de mi vida. Quizá fue por la emoción de cumplir la mayoría de edad y emanciparme de una vez por todas.

Pero, ¿para que voy a querer yo ser grande y no depender de mis viejos?, si en definitiva son ellos los que me bancan y no pienso irme a ningún lado. En fin, la cuestión es que desperté y sentí un enorme vació, me calce los pantalones rayados, para no olvidar que llevo mi personalidad a cuestas y partí rumbo a mc donalds, tenía hambre.

En el viaje hice un ligero repaso por estos intensos años de vida, y me encontré con situaciones alegres, otras tristes, y lo que más me llamó la atención fue un interrogante que me planteé: ¿porque actuó de tal o cuál manera?

Ya soy una persona grande debería saber porque las pastas dentales fluors me inspiran mas confianza que las blancas, debería dejar de comer pipas cada vez que miro una película o escribo algún texto, y tratar de evitar hacer ese ruido molesto cuando se rompen en mi boca, debería dejar de escribir con lápiz y agarrar una lapicera como hacen las personas adultas. O saber porque no me gusta dejar el volumen de la tv o el mp3 en número impar, es una gran boludes, pero soy amiga de los pares. Tampoco entiendo porque abro y cierro el celular diez veces seguidas, y miro la pantalla conciente que no hay nada nuevo, como ser un mensaje o una llamada, pero ahí estoy manipulando la tapita a la espera de una novedad. Ya es hora que empiece a usar paraguas como lo hacen los mayores y dejar de mojarme como una boluda cada vez que llueve, con la excusa que no conseguí el modelo que yo quería para mi paraguas, entonces no quiero usar uno feo. No sé porque cada vez que tengo una idea para escribir me termino yendo por las ramas y escribo cualquier cosa menos la idea que tenia. Muchos menos entiendo porque estoy tan creída que voy a conocer a Martín Palermo, y no entiendo porque lo nombro en cada texto.

Con esto me di cuenta que ni yo me entiendo, pero que cada detalle hacen que yo sea como soy.

Si usaría dentífrico blanco; no comería pipas; no haría ruido al comerlas; agarraría una lapicera para escribir; dejaría el volumen en número impar; no abriría el celular; usaría paraguas; escribiría la idea principal; o perdería la ilusión de conocerlo a él, no sería como soy. Y en definitiva, ¿como soy? Así, con mis pequeños mambos, que marcan una personalidad particular. Todo el mundo tiene actitudes sin lógica, yo no me excluyo.

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